lunes, 18 de enero de 2016

El Impuesto a ser Mujer en un mundo de Feminismo Inflacionario

Siempre intento forjar mi criterio a partir del raciocinio. Las cosas con tintes de subjetividad nunca te dejan ver las cosas tal y como son con demasiada claridad.

Antes de encasillar a algo de alguna forma, me gusta pensar los distintos aspectos por los que se ve influenciados, qué motiva a la gente a estar a favor, y qué los motiva a los que están en contra. Y así, generar un punto de vista más completo. Cambiando la perspectiva por panorama.

Bajo éste mecanismo, y dados ciertos tópicos populares, muchas veces he sido tachada de "mujer machista", y hasta he recibido el insulto de "microHitler" WTF?. Pero lo cierto, es que me resultan imposibles de creer ciertas cosas que a veces leo.

Hoy, particularmente me he topado con ésto: 

El "Pink Tax" sería algo así como la desigualdad entre el hombre y la mujer reflejada en los precios de los productos, en la cual la mujer se ve perjudicada y pagando de más. Vendría a ser una especie de "Impuesto por ser mujer".

El ejemplo más claro que dan para explicarlo, es en las máquinas de afeitar, donde el precio se incrementa de una a otra variando únicamente el color del producto. 

Y mi pregunta es la siguiente: si estamos diciendo que cumple la misma función, y no hay característica extra que los diferencie, ¿por qué comprar la de color rosa? ¿Acaso hay algo que nos obligue, como mujeres, a comprar la que es de cierto color? ¿Se es más o menos mujer por rasurarse con uno u otro modelo de afeitadora? ¿O con que cumpla su función nos basta?

Y sí, ya sé lo que están pensando: "sí, pero no pasa por ahí". Y efectivamente, no es ese el quid de la cuestión. 

El general de los hechos nos muestran que la mujer es mucho más consumista que el hombre. Quizás por su afán de buscar siempre el esteticismo. Quizás en su afán de sentirse linda todo el tiempo. Quizás en el miedo de no pertenecer a una tendencia. Pueden darle el nombre que quieran, pero ésto es una realidad.

Y con ésto no digo que no existan hombres aplicados a su apariencia. Pero siendo honestos, ¿cuántas veces han visto a un hombre padecer un cuasi shock emocional en la crisis del qué me pongo? ¿O cambiar rotundamente su humor porque no quiere repetir atuendo?

Lo cierto, es que estamos inmersos en un invencible capitalismo, en el que el mercado tiene un sólo amo: el dinero. Y si la demanda es creciente, el precio tenderá a subir.
¿Se pusieron a pensar que la diferencia de precios obedece a algo tan simple y mundano como lo es la Ley de Oferta y Demanda, y no a algo tan rebuscado como lo es un "Impuesto a la Mujer"?

Y aquí es donde vuelvo a preguntarme, como lo hice en mi texto anterior "Coherencia 0", ¿en qué momento el “Feminismo" dejó de ser una lucha en la incesante búsqueda de Igualdad de Derechos, para pasar a ser una Guerra Sexista donde todas sus participantes están susceptibles de encontrar una mínima veta de Diferencia de Género para acusar a todos de violentos… Incluso en cosas donde, a veces, ni siquiera las hay…?