sábado, 23 de julio de 2016

Mamando intolerancias

    Cuesta creer que en un mundo donde los medios, las redes sociales, las publicidades, los estándares de belleza, e incluso muchas oportunidades de trabajo/estudio están inundadas de exhibicionismo innecesario, consideren de mal gusto ver a una madre amamantar.
    Cuesta creer que un mundo donde está perfectamente asimilado que en el seno familiar se vean ciertas cosas y programas en la TV (donde el aviso de finalización del Horario de Protección al Menor pasó a ser sólo una mera formalidad), se vea con malos ojos que "un pecho" realice la única función real para la que la naturaleza lo dotó.

    La sexualización de "un par de tetas" actualmente es tal, que pareciera que nos olvidamos que esa fuera su verdadera función, y no la de salir a mostrarlas por cualquier pantalla para sumar rating, followers, o likes -¡que paradojicamente, parece que fuera la única que SÍ aceptamos!-.

    Me dijeron estar en contra porque "es innecesario, podrían hacerlo en su casa". Como si el niño conociera de horarios. Como si el niño supiera de los prejuicios que hay en la gente que lo rodea. Como si el niño tuviera noción...
    Me dijeron estar en contra porque "el niño no sabrá de eso, pero la madre sí". Como si la gente no la mirara mal cuando el niño llora desconsoladamente, condenándola, por no poder "hacerlo callar", porque molesta a los demás. Como si ella no se sintiera perseguida al dar la teta en público, porque sabe que nunca falta el que la mira con malos ojos, a pesar de no estar haciendo nada malo.
    Pero lo que más me perturbó fue el argumento de "está mal porque es provocativo". Porque permitime decirte que, si de alguna manera te resulta excitante ver a una mujer amamantar, tenés un severo problema mental que hacer ver...




    Defiendo fervientemente el amamantamiento sea donde fuere, porque entiendo que es una madre atendiendo la necesidad de su niño. Un niño que aún no entiende de vergüenzas ni de horarios. Un niño que está todavía muy conectado con lo más primitivo de nuestro ser, satisfaciendo sus necesidades a medida que las siente. Un niño que algún día crecerá e incorporará todos estos conceptos y preceptos... Pero no el día de hoy.

¿No te gusta? Nadie te obliga a mirar.


    Y sin embargo, a pesar de estar absolutamente a favor de la no sexualización del amamantamiento, debo proclamarme en contra a la #TeteadaMasiva que se está organizando en varias ciudades del país. Porque pareciera ser que no existe aquí una lucha por despertar el sentido común de quienes se oponen al acto natural, sino una puja por demostrar "quién tiene razón". Porque no importa cuánto se discuta, no hay ley alguna que lo prohíba, y pesar de las susceptibilidades habientes, nadie podrá obligarte a no hacerlo.
    Porque en este caso no hay una necesidad del bebé de ser alimentado, sino de la Madre de demostrar que "está en lo correcto". Porque no hay un pedido de un bebé de "comer", sino una horda de madres que organizaron el horario de lactancia de sus hijos para asistir a una movilización que va al choque.
    Y aunque no los comprendo en lo más mínimo, dudo que alguien que se encuentre en contra de éste acto, vaya a cambiar su opinión por ver a un montón de mujeres haciendo lo que en su acotada tolerancia repudian. De hecho, hasta creo que tendrá el efecto contrario.



Comparto el pensamiento que la motiva. Comparto que se haga algo para erradicarlo. Pero disiento sobre las formas.

    Este tipo de mensajes, creo yo, no sólo no es el adecuado, sino hasta parece una suerte de declaración de guerra entre quienes piensan diferente. Totalmente innecesaria y separatista, en un contexto social en el que, lo que menos necesitamos, es seguir dividiéndonos y enfrentándonos entre nosotros mismos...

 

martes, 28 de junio de 2016

Padres 2.0


        Últimamente pareciera ser que pasamos de ser usuarios de las redes sociales, a que las redes sociales nos usen a nosotros. Y ya no resulta sorprendente para nadie el hecho de saber que existe gente que prácticamente está programada "a vivir en modo Facebook", con la necesidad constante de compartirnos toda su vida y su intimidad en cualquier formato multimedia. Resulta dificil discernir si comparten las cosas que viven, o viven cosas para poder compartirlas (como comenté anteriormente en like strangers).
      Pero si bien eso es casi una realidad instalada, aunque muchos no lo admitan, realmente no me preocupa, porque cada quien es libre de decidir qué hacer, cómo hacerlo y hasta qué punto. Sin embargo hay algo que me molesta, y que venía masticando desde hace ya un tiempo, y que ayer finalmente explotó: la exposición de los hijos.
       Usan cualquier tópico o temática del momento para decirle a sus hijos pequeños lo que tienen que decir ante la cámara no se esfuercen por hacerlo parecer natural, se les nota para que, con un poco de suerte, su video se viralice.
      Y particularmente ayer, muchos familiares y amigos me compartieron por varios medios el mismo video. Un video, que decían, prometía ser el más triste que hubiera visto sobre esta "saga" de videos que rápidamente se viralizaron por el anuncio de la renuncia de Messi a la Selección Argentina. Paso a compartirselos, por si no lo vieron: 


       Y sí. Tenían razón. Realmente me entristeció... Me entristeció mucho que ese niño haya tenido una madre que priorizara filmarlo para ridiculizarlo en lugar de abrazarlo y explicarle que lo que para él son ídolos, también son personas y tienen sentimientos. Que haya elegido exponer a su hijo de esa manera, en lugar de consolarlo y decirle que no era el fin del mundo, y que aunque a todos los argentinos nos apene, a veces las cosas no salen como uno espera. Enseñarle cualquier mensaje que a ustedes se les ocurriera, y que estaría bien... Pero estar ahí, presente, para él.
       Porque si de verdad la madre hubiera querido enviarle un mensaje a Messi para que el niño se sintiera mejor, ¿no podría, acaso, haber esperado que el niño deje de llorar con el desconsuelo con el que lo estaba haciendo, que apenas lo dejaba hablar?
     Y porque el niño, en su transparencia, al principio del video dice "vos me estás filmando para mandárselo a papá", dando a entender que no era la primera vez que éste tipo de práctica ocurría...
      Independientemente de que estemos de acuerdo en si es motivo o no para llorar. Independientemente de las opiniones personales que cada uno tenga respecto a la renuncia del gran jugador. El fútbol genera en las personas sentimientos muy intensos; pero en los niños, crea una suerte de idolatría, un modelo a seguir, un sueño por alcanzar. ¡Estaban faltándole el respeto a su dolor..!


       Y yo me pregunto hasta qué punto puede llegar todo ésto. Hasta qué punto exponen a sus hijos, retratándolos en ciertos momentos vergonzosos para ellos. Hasta qué punto la gracia pasa a ser morbo. Hasta qué punto los padres modernos priorizarán dejar de ocupar su lugar fundamental de "padre" para sus hijos, por elegir ser "el payaso" de gente a la que realmente no le importa...

jueves, 7 de abril de 2016

Consumidores consumidos



Por todos los medios y redes sociales está aconteciendo hoy un bombardeo de invitaciones a participar del "Boicot a Supermercados", y si bien me parece bien la organización pacífica colectiva de expresar el descontento con el aumento de precios, no puedo evitar pensar ¿realmente servirán los boicots a grandes Cadenas de Supermercados y Petroleras que esporádicamente se realizan, si al otro día acudimos a los mismos lugares a consumir el doble? Porque, a mi manera de ver, si todos hacemos mucho mucho silencio, casi que podríamos escuchar cómo la bolas del "Don Coto" y "Don Carrefour" se ríen a carcajadas...

Probablemente serviría más si todos tuviéramos conciencia sobre nuestra conducta como consumidores y reaccionáramos conforme los cambios se van dando. La realidad es que los argentinos estamos tan acostumbrados a que nos metan las manos en los bolsillos (el Gobierno, los vendedores, los productores, las instituciones y demás) que ya lo tomamos con naturalidad, aunque cada tanto reaccionemos y queremos hacernos escuchar. Pero somos todos, tanto consumidores como productores y vendedores los que, en principio, estamos "malcriados". Los vendedores nos aumentan los precios, y ¿qué hacemos? Nos quejamos, pataleamos, rezongamos, creamos mil estados de Facebook para demostrar nuestra gran desconformidad, ocupamos tardes enteras de charlas en nuestros trabajos y familias hablando de ello... pero vamos, y compramos igual. ¡Ah, sí, pero con el ceño bien fruncido!

No compraremos en Supermercados, ok, pero compramos en el almacén del barrio. ¿Algo cambia?

Lo ideal, sería que a medida que un producto en particular incremente su precio de manera injustificada, nosotros como consumidores elijamos abstenernos de su consumo y optar en su lugar algún tipo de bien sustituto. Y suena utópico, y hasta irreal. Pero tan sólo imaginen que todos nos pusiéramos de acuerdo y lo hiciéramos, ¿cuánto tiempo creen que tardaría el productor o vendedor en adecuar un precio abusivo ante la escasez de la demanda y sobre todo, cuando se trate de bienes perecederos? 

Y lo que me llama la atención, por sobre todo, es la pasividad con la que esperamos sentados a que "alguien haga algo". Y con ésto no estoy diciendo que la culpa de los precios es nuestra aclaración que creo necesaria, ya que nunca falta el idiota que interpreta lo que quiere, pero que todavía conservamos algunas armas para no dejarnos boludear...


lunes, 4 de abril de 2016

El mayor problema de la Argentina: los Argentinos.

"Estos políticos son todos unos hijos de puta mentirosos" - Mabel, 48 años. Es empleada pública. Tramitó una licencia por enfermedad, pero no está enferma.
"Son todos unos corruptos del orto" - Pedro, 42 años. Acaba de coimear a un policía de tránsito porque tenía vencido el Carnet de Conducir.
"Se cagan en la gente, les importamos una mierda" - Alicia, 37 años. Tiene una empleada doméstica del interior, a la que paga poco, y no tiene registrada en blanco.
"Lo que pasa es que nadie hace nada, y los que tienen que controlar, miran para otro lado" - Javier, 25 años. Zafó de que le hagan un control de alcoholemia, a pesar que venía en estado de total ebriedad, porque es hijo de un reconocido funcionario.
"Éstos hijos de puta hacen lo que quieren con nuestra guita" - Aldo, 45 años. Tiene un arreglo con un proveedor para que le reduzca los precios a cambio de no tener que facturarle.

Vamos, chicos. La corrupción empieza desde abajo.
Cualquier similitud con la realidad, es adrede.

domingo, 3 de abril de 2016

Like strangers

Últimamente adolescentes y niños tienen acceso a Dispositivos y Smartphones, y consecuentemente ello, a Redes Sociales e información, cada vez a más temprana edad. Sus padres aducen que los tiempos cambiaron, que se sienten más seguros si se encuentran permanentemente comunicados con ellos, y que no significa "la gran cosa" en la modernidad en la que hoy vivimos. Y si bien es cierto que esta es una herramienta que nos permite un sin fin de funciones y comodidades de las que antes no disponíamos, pareciera ser denominador común que la gran mayoría olvida lo inmensamente abarcativo que puede ser el mundo que nos ofrece Internet.

Recientemente, me he topado con varios casos de jóvenes mujeres que denuncian diversos tipos de acosos de personas que ni siquiera conocen, y que no tienen forma de reconocer. Adolescentes entradas en pánico por no saber si quien las habla está realmente observándolas o no, si saben dónde viven, o qué datos certeros conocen de ellas. Y su miedo es entendible, porque ¿cómo se combate a un enemigo sin rostro?


No subas tus fotos a las redes sociales, mira donde pueden acabar


Y si bien el hecho de compartir cierta información personal no le da derecho a alguien a usarla con fines extorsivos y/o amenazantes, no hay que perder de vista que nunca sabemos quiénes nos están observando del otro lado

Compartir nuestras vivencias, nuestras experiencias, y nuestros pensamientos con el Mundo, y que el mundo "nos conteste" y corresponda mediante un "like" o un comentario de aliento o adhesión, parece una idea sumamente atractiva. Mostrar nuestro cuerpo, nuestras pertenencias, y nuestra forma de vida, en búsqueda de aprobación, también pareciera serlo. Como si una publicación "exitosa" nos abriera un cupo en una sociedad donde un "distinto" difícilmente consiga encajar. Como si la cantidad de seguidores o likes fuera determinativo de Amistad, y no de Popularidad...


En los principios, las personas experimentaban un acontecimiento que consideraban importante y decidían compartirlo en las Redes. De un tiempo a esta parte, las personas pareciera que viven cosas para poder subirlas a Facebook.

Me pasó que después de mucho inventar excusas para no asistir (mi espíritu ermitaño suele ser más fuerte que mis ganas de quedar bien con alguien), finalmente accedí a juntarme con un grupo de amigas que no veía desde hacía mucho tiempo. Llegado el momento en que la comida estaba lista, alguien propone "una selfie" para retratar el acontecimiento. Se acomodan las personas y los elementos sobre la mesa, para que quede todo bien vistoso, y se procede a sacar la tan ansiada foto. Filtro va, filtro viene, subidas y etiquetas, la foto se sube a no menos de 3 redes sociales. "#ConEllas #Reencuentro #Amarlas". Comentario va, comentario viene. Todas en la misma sala, en el ansiado encuentro, dialogando entre sí a través de una Red Social... cuando se tenían a "una levantada de cabeza" de distancia. Pensé, ¿nos juntamos para vernos, o para que los demás vean que nos juntamos?

Y en la carrera de ser más, en la carrera de quiénes consiguen más likes, favs, matchs, o lo que fuera, perdemos la objetividad de pensar en qué cosas estamos compartiendo y con quiénes. Aceptamos a tal porque sabemos que es el primo del hijo del vecino, a quién no conocemos realmente, pero ¿qué puede salir mal? Agregamos a tal porque "nos pareció lindo/a" y queremos saber qué hace de su vida. Y así vamos, por la vida, aceptando subjetivamente a gente que no conocemos, y que ni siquiera sabemos si son personas reales o imbéciles malintencionados detrás de un monitor, sin tener noción alguna del peligro latente que ello pueda implicar.

¿Se pusieron a pensar en cuántos hábitos y datos de nuestra vida cotidiana compartimos con quienes NO conocemos? ¿Se pusieron a pensar en cuántas personas que no conocemos podrían encontrarnos hoy en día, si se lo propusieran, en base a los datos que nosotros mismos les ofrecemos? ¿En qué momento nuestra integridad física y emocional pasó a ser menos importante que un like

Porque se puede disfrutar de una Red Social compartiendo infinidad de contenidos sin involucrar nuestra intimidad. Porque está en nosotros elegir qué compartimos con cualquier persona y qué con amigos, sencillamente configurando debidamente nuestra privacidad. Porque no importa que éstas cosas no debieran pasar, o cuánto creamos que a nosotros no nos va a tocar; éstas cosas pasan, y más vale prevenirlas que lamentarlas. Porque está en los padres hacer tomar conciencia a sus hijos de los peligros que corren ante gente corrompida y enferma que abusa de su ingenuidad. Porque el precio de no hacerlo, puede ser nuestra tranquilidad. Y sobre todo, nuestra seguridad.



domingo, 20 de marzo de 2016

Victimarios en el espejo

Estoy cansada de que hagan pasar por víctima al victimario. Estoy cansada de que la gente justifique la comisión de todos sus actos maliciosos con que "así los hizo la vida". Como si uno no eligiera. Como si no se barajara otra opción. Como si fueran presos en una cárcel donde las puertas nunca estuvieron cerradas...

Como si el nacer en una situación desprestigiada justificara que decidas salir a matar. Como si el haber sufrido mucho en la vida te diera derecho a tratar mal a quienes te circundan. Como si el sufrimiento que alguna vez sentiste te diera derecho a salir a buscar dañar a otros, para que vean lo que se siente. Como si la mala vida de uno otorgara un crédito a favor para obrar mal en la proximidad...

Y entiendo, y lamento por todas las veces que alguien la pasó mal. Todos tenemos problemas. No importa quién o qué seas, ni el estrato social en el que te mantengas. No es algo que alguien desee. Y sin embargo, las cosas pasan. Y siempre está en uno decidir usar lo malo como un sofá, y dormir para siempre en la sombra de "las injusticias de la vida", o en usar todo eso como un propulsor para aprender y salir adelante.
O acabar todos los problemas con un "la vida me hizo así". O terminar todas las conversaciones con un "soy así y no puedo cambiar" por respuesta.

¡Qué dolorosamente cómoda resulta la victimización!

Y la vida a veces es injusta, sí. Otras veces, hasta llega a ser cruel...
Pero es preciso entender que los demás no tienen la culpa. Que, incluso, si pudieran ayudar a que así no sea, probablemente lo harían.
 
¿Y nosotros? ¿Hasta cuándo vamos a asumir en primera persona las ofensas de los demás sólo porque éstos acarrean con un pasado férreo? ¿Hasta cuándo vamos a ser receptores de sus miserias sólo porque alguien no tenga un problema resuelto? Porque la diferencia entre tener especial paciencia y tolerancia por miedos o traumas que puedan existir, a hacerse cargo de algo que no te atañe y por lo que no mediamos culpa, es ínfima y sumamente confusa... pero sobre todo, mortificadora.

Y es que al fin y al cabo, debemos dejar de concebir que somos lo que la Vida nos hace, para entender que, en cambio, somos lo que hacemos con lo que la Vida nos da...  

martes, 16 de febrero de 2016

Ablación al morbo social

Estos últimos días me he cruzado bastante seguido con publicaciones compartidas del estilo "Dina necesita un Corazón, ¡por favor difundir!". Y realmente no termino de entender qué es lo que se pretende que uno haga con eso. ¿Deberíamos cortar al que tenemos al lado para proveerle de lo que necesita? ¿Deberíamos desear que otra persona sea diagnosticada de muerte cerebral para que otro sobreviva? Porque resultaría distinto si lo que se difunde fuera para un caso de Transplante de Médula Ósea, donde la posibilidad de donar es en vida, e incrementa notablemente las probabilidades del otro de vivir.

Y sí. Ya sé lo que están pensando. Pero no. No soy una perra desalmada. A lo que apunto con ésto, es a que de verdad entiendo la solidaridad del que comparte, y la desesperación del que está viendo morir a un ser querido... Pero lo real es que existen protocolos, existen procedimientos, y existen mecanismos de compatibilidades que analizan los expertos, para determinar la viabilidad o no de cada transplante. 

Uno puede colaborar difundiendo y contribuyendo a la concientización sobre la importancia de la Donación de Órganos, expresando su voluntad de ser donante en el Registro Nacional o por cualquiera de los medios disponibles, o hasta pedir (si en Dios se creyere) en nombre del paciente, iniciar una Cadena de Oración. Pero una vez entrado en una situación crítica de esa magnitud, no puede hacerse más que esperar y tener fe. Por muchas ganas que tenga uno de ayudar. Por mucha difusión que el caso reciba. Nadie puede hacer nada. No, al menos, para esa "Dina"...




martes, 9 de febrero de 2016

De Jueces Subjetivos


Me aterra ver pasar por Redes Sociales cosas como ésta, y que sean asimiladas con total normalidad. Independientemente de que la imagen sea de una novela de ficción, la gente realmente cree en estas cosas. Se siente identificada. Cree que puede protagonizar alguna vez cosas como las que ve en TV. Cosas que se basan en valores distorsionados, para el entretenimiento del espectador.

El mensaje que persigue la imagen es devolver lo que nos hicieron. ¿No estaríamos, entonces, siendo eso mismo que decíamos odiar en otros? ¿Queremos justicia, o queremos ver sufrir a quienes nos hicieron mal?

Existe en el inconsciente popular un odio casi visceral al rico, al lindo, al capaz. Cosas como "¿Qué problema puede tener éste, si está lleno de guita?", escucho decir con bastante frecuencia. ¿Y por qué? ¿Acaso porque desearíamos estar en su lugar? ¿Acaso los demás tienen culpa de que a pesar de todo lo que nos esforcemos las cosas no se nos den? Y al fin y al cabo, ¿qué sabe usted del esfuerzo que hizo esa persona -a la que tanto culpa- para estar hoy en la situación en la que está?

Cada uno es consciente y responsable de lo que hace. Tiene una idea más aproximada de lo que merece, y lo que le es injusto. Pero, ¿quiénes somos nosotros para decidir lo que otro merece o lo que no? Y sin dudas exista gente que se maneje mal. Que esté equivocada en el modo de ser y tratar a los demás. Al fin y al cabo, Dios, la vida, el karma, o lo que fuera, se encargará en algún momento de hacérselo notar. O no. Pero ese es el tipo de actitud que se paga con soledad. Con salud. Con deslealtad. Un problema para el actuante, que sin duda alguna, y como tercero, no te atañe.
Entonces, ¿por qué desperdiciar tiempo siendo jueces y espectadores de lo que creemos que el otro debería de merecer? ¡Cuánto tiempo desperdiciado en una tarea tan inútilmente agotadora es esa! ¿No es más productivo, y hasta saludable, aplicar esas energías en nuestra vida? ¿La que SÍ nos involucra? 

Pero pareciera ser que resulta imposible la idea de hacer sin comparar. De desear sin desmerecer.
Como si obtener lo que uno merece dependiera de que a otros les vaya mal. Como si tu felicidad fuera a ser mayor por ver sufrir a los que alguna vez te hicieron pasarla mal...

lunes, 18 de enero de 2016

El Impuesto a ser Mujer en un mundo de Feminismo Inflacionario

Siempre intento forjar mi criterio a partir del raciocinio. Las cosas con tintes de subjetividad nunca te dejan ver las cosas tal y como son con demasiada claridad.

Antes de encasillar a algo de alguna forma, me gusta pensar los distintos aspectos por los que se ve influenciados, qué motiva a la gente a estar a favor, y qué los motiva a los que están en contra. Y así, generar un punto de vista más completo. Cambiando la perspectiva por panorama.

Bajo éste mecanismo, y dados ciertos tópicos populares, muchas veces he sido tachada de "mujer machista", y hasta he recibido el insulto de "microHitler" WTF?. Pero lo cierto, es que me resultan imposibles de creer ciertas cosas que a veces leo.

Hoy, particularmente me he topado con ésto: 

El "Pink Tax" sería algo así como la desigualdad entre el hombre y la mujer reflejada en los precios de los productos, en la cual la mujer se ve perjudicada y pagando de más. Vendría a ser una especie de "Impuesto por ser mujer".

El ejemplo más claro que dan para explicarlo, es en las máquinas de afeitar, donde el precio se incrementa de una a otra variando únicamente el color del producto. 

Y mi pregunta es la siguiente: si estamos diciendo que cumple la misma función, y no hay característica extra que los diferencie, ¿por qué comprar la de color rosa? ¿Acaso hay algo que nos obligue, como mujeres, a comprar la que es de cierto color? ¿Se es más o menos mujer por rasurarse con uno u otro modelo de afeitadora? ¿O con que cumpla su función nos basta?

Y sí, ya sé lo que están pensando: "sí, pero no pasa por ahí". Y efectivamente, no es ese el quid de la cuestión. 

El general de los hechos nos muestran que la mujer es mucho más consumista que el hombre. Quizás por su afán de buscar siempre el esteticismo. Quizás en su afán de sentirse linda todo el tiempo. Quizás en el miedo de no pertenecer a una tendencia. Pueden darle el nombre que quieran, pero ésto es una realidad.

Y con ésto no digo que no existan hombres aplicados a su apariencia. Pero siendo honestos, ¿cuántas veces han visto a un hombre padecer un cuasi shock emocional en la crisis del qué me pongo? ¿O cambiar rotundamente su humor porque no quiere repetir atuendo?

Lo cierto, es que estamos inmersos en un invencible capitalismo, en el que el mercado tiene un sólo amo: el dinero. Y si la demanda es creciente, el precio tenderá a subir.
¿Se pusieron a pensar que la diferencia de precios obedece a algo tan simple y mundano como lo es la Ley de Oferta y Demanda, y no a algo tan rebuscado como lo es un "Impuesto a la Mujer"?

Y aquí es donde vuelvo a preguntarme, como lo hice en mi texto anterior "Coherencia 0", ¿en qué momento el “Feminismo" dejó de ser una lucha en la incesante búsqueda de Igualdad de Derechos, para pasar a ser una Guerra Sexista donde todas sus participantes están susceptibles de encontrar una mínima veta de Diferencia de Género para acusar a todos de violentos… Incluso en cosas donde, a veces, ni siquiera las hay…?