miércoles, 16 de septiembre de 2015

Volvamos al Punto de Partida

         Siempre que se acercan las épocas de elecciones, no puedo evitar pensar en toda la suciedad que las mismas implican. En cómo usan la necesidad, la ignorancia, las catástrofes (y miles de etcéteras más) como instrumentos de política. En la especulación y culpas que muchos ciudadanos sienten y sufren al momento de votar. Pensaba cuál sería la mejor forma para que la gente “vote bien”. No importa por qué candidato o qué partido, siempre que lo haga con convicción.

        Entonces me remití al punto de partida. ¿Qué sucedería si, como en otros países, el sufragio NO fuera obligatorio? Probablemente los políticos deberían esforzarse mucho más en hacer cosas para “convencernos” de que son la mejor alternativa para el progreso.
Probablemente se termine con el estigma de las personas que “votan a cualquiera, porque no les interesa la política”. O los que votan a los que les mandaron la boleta a la casa. O los que votan a cualquiera para cumplir con su deber, “por las dudas le apliquen una sanción”. O los que dicen “a mí me gusta tal, pero no va a ganar, así que voto a uno que tenga chance”. Porque, lamentablemente, con muchas personas que piensen igual, terminamos definiendo una elección. ¿No se pierde así, acaso, un poco la esencia de la “Democracia”?

       Y mientras los escucho (y San Martín está sentado en la esquina pensando cómo fue tan gil), les digo: NO, Señor/Señora. Votar no es cuestión de que “te guste la política”. Es una cuestión de querer salir a la calle y saber que volvés con vida, y con todas tus pertenencias. Es enfermarte e ir a un Hospital, y que éstos al menos tengan insumos. Es trabajar dignamente, y poder llegar a fin de mes tranquilo, porque tu plata no se desvalorizó en el trayecto. Es saber que para cada delito, sea quien sea que lo cometa, va a haber Justicia a tiempo.

       Es la oportunidad que tenemos cada uno de decir “ésta es mi decisión, éste es el país que quiero”. Es el verdadero poder del pueblo. Y de ESO no hay que olvidarse…

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